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"Una experiencia fantástica. una ruta para personas que no tienen vértigo. impresionante trabajo de ingeniería para conseguir el tren en el siglo XIX y una ruta de aventura caminando sobre las paredes del acantilado con mil historias que contar. Vale la pena."
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es un camino compuesto principalmente por pasarelas instaladas en las paredes verticales del defiladero de las gaitanes. ¡Es impresionante! no es una ruta adecuada para todos, hay algunas restricciones de la edad física que usted debe considerar no tener sorpresas más adelante. Es una ruta lineal de casi 8 km, comienza en la zona norte (arly) y termina en el sur (el jet) hay autobuses de transbordador para facilitar la transferencia de los participantes de un extremo a otro. Los niños menores de 8 años no pueden hacerlo. y se requiere un mínimo de condición física para realizarlo (no se pueden usar muletas o cañas). el estacionamiento cuesta 2€. hay baños al principio y al final de la gira....
Sin duda, un buen sitio para visitar. En recorrido, dependiendo del ritmo, puede durar entre tres o cuatro horas, pero se hace ameno gracias a los grandes paisajes que la naturaleza pone a nuestra disposición. El único inconveniente es la falta de zonas de aseos durante el recorrido. Sin duda, ¡volvería a visitarlo!
Espectacular !!!... Salió el día redondo... Bien organizado todo y sin ninguna pega. Llegada al aparcamiento del centro de visitantes lanzaderas entrada al Caminito: Todo ágil y sin problemas !!!... Espectaculares vistas, entorno que te deja maravillado y agradable paseo de 90 minutos sin agobios !!!... Repetiremos
un viaje que vale la pena hacer al menos una vez en la vida. las vistas son impresionantes. Además, el recorrido no es muy pesado y no tarda mucho en realizar. La mejor parte es donde tenemos que cruzar el puente. la entrada general tiene un precio de 10 euros.
Una experiencia fantástica. una ruta para personas que no tienen vértigo. impresionante trabajo de ingeniería para conseguir el tren en el siglo XIX y una ruta de aventura caminando sobre las paredes del acantilado con mil historias que contar. Vale la pena.
