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Nos decidimos a entrar porque se puede degustar pescado de la zona y varios platos más. Una cosa que nos gusto nada más entrar que la cafetería bar está separado del restaurante y la verdad que se come bastante tranquilo. Buenas vistas hacia la playa. El atendímiento de los camareros muy atentos la verdad. La chica que nos atendió desde el principio muy atenta y amable. El resto también. Claro. De gustamos unas sardinas fritasunos chopitos un príncipe Alberto. que estaban todo muy rico. queríamos picar algo para continuar el camino hacia la capital. Tenían también viejas. Pescado a la plancha. Mejillones etc. Pedimos unas copas de vino blanco afrutado y tinto de las zonas de Mazo y tazacorte...