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Entorno agradable tanto de día como de noche. Los inmensos parasoles protegen del sol o de la fuerte brisa nocturna. Los mullidos cojines de los asientos preceden a ese disfrute que es la privilegida vista del mar mediterráneo, de la costa torrenca y del litoral de la costa. En días calmos incluso se puede apreciar Roda de Berà. Además de las vistas magníficas que acompañan al visitante, el lugar cuenta con un excelente hilo musical, de música nostálgica pero de intensa viveza, lo que anima a pedir un cóctel (yo siempre pido el San Francisco clásico, en copón de cristal y cantidad generosa con un poco de alcohol). Como no podría ser de otra manera, la degustación se puede acompañar con las e...