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Queríamos ir a otro sitio que se encuentra muy cerca, pero al llegar, nos encontramos con la triste noticia de que había cambiado de dueño y ya no era lo mismo: principalmente su carta. Encontramos Guachinche el Frangollo por pura casualidad, pasamos por delante con el coche y dijimos: PARAMOS AQUÍ! TIENE BUENA PINTA! no nos equivocamos. Nada más entrar, te das cuenta de que el vino de la casa es espectacular porque hay mucha gente del lugar tomándolo y probando ricas tapas: conejo, carne frita, queso blanco... Nos recibió una camarera súper amable y nos invitó a pasar a nuestra mesa. Nos fue diciendo lo que tenían en la carta y todo sonaba apetitoso: Pedimos churros de pescado, queso blanco...