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Este verano, aprovechando que nuestras vacaciones iban a ser en Zarautz, reservamos con antelación en el restaurante de Arguiñano. Fuimos con las expectativas muy altas y a fe que no nos decepcionó. La comida fue excelente, el trato exquisito, muy profesional y con buena empatía. De primeras nos recibió Eneko, el hijo mayor de Karlos y nos trató con muchísima amabilidad. Los precios, (comimos el menú de degustación) no nos parecieron exagerados y son acorde a un restaurante de esta categoría: Pagas calidad y no te cobran por exclusividad ni pijotadas. Nos salió el menú degustación para dos personas, más un vino Tomás Postigo, de la Ribera, por 158,80 euros. Tan encantados quedamos, que antes...