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Acabamos de estar, llevamos mucho tiempo rondando la zona pero nunca habíamos parado y ha sido una grata sorpresa. Los camareros súper atentos y amables, había bastante gente en el interior y aún así te llevaba las cuentas, observaba si hacía falta algo y servía las mesas con premura (era un hombre algo mayor con barba/bigote algo canoso muy gentil , iré otro día a decírselo en persona porque estaba muy ajetreado y no quería incordiarlo. Con respecto a las tapas son abundantes y de calidad, sorprende el precio, la cerveza sí que es cierto que está 10 céntimos por encima de lo que se vende por la zona pero merece la pena porque se ve que tiran bastantes al día y tienen los vasos refrigerados....