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una maravilla la comida y el servicio, pedimos las setas del bosque a la escotilla (cantharellus cibarius que eran exquisitos, el espectacular cromático, el bacalao a la brasa de morir. y terminar un pastel con leche dulce y rica. el camarero que nos asistió, edy, muy atento nos aconsejó con los platos, algo que agradecer ya que son abundantes raciones y no sabíamos. Si no tienes hambre, una ración es suficiente para 2 personas. Definitivamente volveremos a este lugar oculto. Eso es mejor, reservando antes porque el único pero nos esperaba para servir. Pero la amabilidad de Eddie en disculparse por eso le hizo más compensado.