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Lugar de ensueño. Comer en plena naturaleza , atendido por un camarero que te aconseja, te informa de las normas que se deben seguir y siempre con amabilidad y buen trato. En cuanto a la comida, deliciosa. Las carnes, los chipirones, los criollos al vino y huevo…y el as bajo la manga, el crepes con chocolate y helado de vainilla. Todo esto sentado en bancos de madera, rodeado de un río cristalino y aún sin masificar si vienes entre semana. Recomiendo reservar y te pondrán una carpa blanca para evitar el sol si es que le da por salir. Estamos en Galicia. En el interior se conservan las piedras del molino y algo aún más interesante que nos explicó el dueño. Hay rarísimos símbolos grabados en l...