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Una experiencia gastronómica de la mano de Nicolau y Rafa. Servicio amable, atento y que cuidan el detalle. Comida deliciosa, siempre que vuelvo a casa hay que pasar a comerse un tartar de atún. Esta vez pedimos las vieras con crema de níscalos (per llepar-se'n els dits), el canelón de cochinillo y setas (con un sabor a bosque increible) y el delicioso tartar. De segundo probamos los arroces de espardenya y de gambas, un buen sabor a mar. Los postres... el limón va a ser mi nuevo preferido: suave, ligero y refrescante. El san marcos rico de pasteleria de verdad y el couland perfecto de sabor y dulzor. Si estais cerca, no dudeis en ir y probarlo. Yo repetiré.