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Al frente del negocio está una pareja joven, Fran y Alma, que saben llevar muy bien el lugar. Es un bar de barrio, con muchos clientes y amigos, que acuden allí a ver las retransmisiones de fútbol, la fórmula uno, o a jugar o ver cómo se juega a las cartas y el dominó (por las tardes, ya se sabe, café, copa y partida). Tiene tapas caseras y muy ricas, aunque un poquito escasas, entre las que destaca el caldo, y las patatas fritas con chorizo, o pimientos, o flamenquines. Hay también mejillones en salsa, huevo duro rebozado, y otras veces queso, jamón o empanada. Si hay algún adjetivo que defina este bar, es el de “familiar”. Todo el mundo parece conocerse, y es frecuente escuchar que alguien...