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Acabo de terminar mi desayuno, delicioso. Venía de pasar una noche acompañando a mi padre en el hospital, he decidido irme a desayunar sola para distraerme y darme ese espacio, anteriormente había entrado en otro bar donde el trato no ha sido muy adecuado, he decidido salir y entrar en Pasteleria Nuria, la señora que me ha atendido al llegar ha sido fantástica, como si hubiera visto mi necesidad de cariño y atención, muchas gracias por acompañarme, aconsejarme y sobre todo por este desayuno buenísimo. A veces, damos tratos que consideramos normales,pero que no son tan comunes como deberían y son como una dosis de calmante.